jueves, 10 de noviembre de 2011

plan haussmann


Barón Haussmann

Baron Haussmann, hacia 1865.
Georges-Eugène Barón Haussmann (París27 de marzo de 1809 – París, 11 de enero de 1891) fue un funcionario público, diputado y senador francés. Recibió el título de Barón del emperador Napoleón III, con quien trabajó en la ambiciosa renovación de París.


Nació en París, en el seno de una familia protestante originaria de Alsacia. Fue educado en el College Henri IV y posteriormente estudióDerecho, acudiendo al mismo tiempo a clases en el conservatorio de música de París. Fue nombrado subprefecto de Nérac en 1830, y progresó rápidamente dentro de la carrera pública hasta que en 1853 fue elegido por Jean Gilbert Victor Fialin, duque de Persigny, prefecto del departamento del Sena como sucesor de Jean Jacques Berger, quien dudó a la hora de incurrir en cuantiosos gastos para los planes imperiales de embellecimiento de París. Haussmann permanecería en el cargo hasta 1870.[editar]
Biografía

Recibió el encargo de Napoleón III de llevar a cabo un programa de reformas en París. Haussmann diseñó el Bois de Boulogne, e hizo amplias mejoras en parques menores. Los jardines del Palacio de Luxemburgo (Jardín del Luxemburgo) fueron talados para permitir la formación de nuevas calles, y el Bulevar de Sebastopol, cuya mitad meridional es actualmente el Bulevar Saint Michel, fue trazado a través de un distrito populoso. Al mismo tiempo, tuvieron lugar cambios drásticos para hacer anchos bulevares de lo que hasta entonces eran calles estrechas. Entre los logros del nuevo prefecto estuvieron: una nueva conducción de agua, un sistema gigantesco de alcantarillas, nuevos puentes, el edificio de la ópera, y otros edificios públicos, así como la inclusión de distritos. Consiguió estos objetivos manejando osadamente los fondos públicos que provocaron la acusación de Jules Ferry Les Comptes fantastiques de Haussmann, en 1867 (un juego de palabras entre contes, cuentos o historias - como en Les contes d'Hoffmann o Cuentos de Hoffmann, y comptes, cuentas.)
En 1865 se aprobó un préstamo de 250 millones de francos para la ciudad de París, y otro en 1869, de 260 millones. Estas sumas representaron sólo una parte de sus ardides financieros, que llevaron a su destitución por el gobierno de Émile Ollivier. Después de la caída del Imperio pasó casi un año en el extranjero, pero regresó a la vida pública en 1877, cuando se convirtió en diputado bonapartista porAjaccio.
Vista aérea de la Place de Charles de Gaulle, rediseñada por Haussmann, con anchos bulevares en disposición radial a partir del Arco de Triunfo.
Su obra había destruido gran parte de la ciudad medieval. Se calcula que transformó el 60% de los edificios de París. En particular, rediseñó la Place de l'Etoile nombrada actualmente como de Charles de Gaulle, y creó largas avenidas ofreciendo vistas en perspectiva de monumentos como el Arco de Triunfo y la Ópera Garnier.
Haussmann fue nombrado senador en 1857, miembro de la Academia de Bellas Artes en 1867, y recibió la gran cruz de la Legión de honor en 1862. Murió en París y está enterrado en elcementerio Père Lachaise. Su nombre se conserva en el Boulevard Haussmann. Sus últimos años los ocupó preparando sus Mémoires (3 vols., 1890-1893).


Plan Haussmann para París

Entre la Revolución de 1789 y la renovación de Haussmann cambiaron los ideales de losparisinos: de ser una ciudad políticamente motivada pasó a tener los propios de una ciudad centrista económica y socialmente. La tecnología moderna como los ferrocarriles y las lámparas de gas eran mejoras que la burguesía en auge podía disfrutar en un estilo de vida más cómodo. Con la renovación, se crearon nuevos espacios en los que la burguesía hizo ostentación de su nueva riqueza, creando una economía floreciente. Todos los ejemplos de cambios que acontecieron en París en esta época pueden verse en representaciones de la ciudad. Hay dos perspectivas sobre el Barón Haussmann: una la representa como el hombre que destruyó el París antiguo, y otra como el hombre que creó el Nuevo París.
Gracias a esta intervención la ciudad se transformó en menos de dos décadas dejando de ser una ciudad medieval para convertirse en la ciudad más moderna del mundo.
Avenue de la Grande Armée, una de las doce grandes avenidas que irradian a partir del Arc de Triomphe. Al fondo pueden distinguirse La Défense y el Grande Arche(el cubo blanco con un vacío central).
Las grandes reformas urbanísticas propias del siglo XIX no fueron exclusivas de París, pero esta ciudad fue pionera. Obedecían a unas necesidades objetivas: incremento de la población, exigencia de unas construcciones y un urbanismo más higiénico frente a las epidemias como lapeste o el cólera, adaptación del centro de las ciudades a los nuevos medios de transporte como el ferrocarril.
La historiadora Shelley Rice, en su libro Parisian Views escribe que «la mayoría de los parisinos durante [la primera parte del siglo XIX] consideraban [las calles] sucias, populosas, e insalubres... Cubiertas de lodo y chabolas improvisadas, húmedas y fétidas, llenas de signos de pobreza así como huellas de la basura y los desperdicios dejados por el defectuoso e inadecuado sistema de alcantarillado...» (pág. 9). Para esta gente, Haussmann estaba llevando a cabo un servicio muy necesario, para la ciudad y para Francia.
Qué feo parece París después de un año de ausencia. ¡Cómo se ahoga uno en estos pasillos oscuros, estrechos, húmedos y fríos a los que nos gusta llamar calles de París! Uno pensaría que se encuentra en una ciudad subterránea, ¡tan pesada es la atmósfera, tan profunda la oscuridad!
—el Vizconde de Launay, 1838 (citado por Rice, pág. 9)
Rue de Paris, temps de pluie (1877) deGustave Caillebotte.
Napoleón III encargó a Georges-Eugène Haussmann el22 de junio de 1852 que «modernizara» París. Al contratar a Haussmann confiaba en que París pudiera convertirse en una ciudad con calles más seguras, mejores casas, comunidades más salubres, hospitalarias y que facilitaran las compras y lograr, además, mayor fluidez en el tránsito.
Los cambios fueron posibles gracias a la mejora en la técnica y, además, a la adaptación de las leyes, permitiendo la expropiación forzosa cuando el Derecho liberal tradicional concebía lapropiedad privada como un derecho ilimitado. Haussmann eliminó muchas calles antiguas, serpenteantes y derribó casas de apartamentos. Las reemplazó con anchos bulevares, flanqueados por árboles y creó extensos jardines por los que París es hoy en día famoso. El plan de Haussmann incluyó también una altura uniforme de los edificios y elementos de referencia como el Arc de Triomphe y el Gran Palacio de la Ópera. La obra en paseos y jardines fue responsabilidad del ingeniero civil Jean-Charles-Adolphe Alphand.
Pero, además de conseguir sus objetivos de mejoras sanitarias y de comunicación, la renovación sirvió para finalidades políticas. Y por ello la obra de Haussmann fue especialmente aplaudida por las clases enriquecidas, mientras que parte del pueblo parisino sintió que las obras de Haussmann destruían sus raíces y conexiones sociales.
En primer lugar, logró desplazar a las masas obreras del centro de las ciudades a los barrios de la periferia. La clase que más sufrió en el pasado las condiciones de vida medievales del antiguo París se exilió a los suburbios por la haussmannización, puesto que los barrios bajos fueron limpiados y sustituidos por apartamentos para la burguesía.
Y, en segundo lugar, el nuevo plan de la ciudad dificultaba revueltas como las de 1830 y 1848, por la vía de impedir físicamente la colocación de barricadas (fácil en estrechas callejuelas medievales, difícil en anchos bulevares) y facilitar la labor de las fuerzas del orden a través del rápido desplazamiento por las calles y la colocación estratégica de edificios oficiales como los cuarteles. En este sentido son reformas que se pudieron al servicio de regímenes políticos conservadores. Cuando contrató a Haussmann, Napoleón III también tenía pensada esta finalidad de conseguir calles demasiado anchas para que los rebeldes construyeran barricadas a lo largo de ellas y donde pudieran circular batallones en formación y la artillería, si se diera tal necesidad. Haussmann creó anchas avenidas unidas con las principales estaciones de tren, de manera que las tropas de provincias pudieran estar operativas en un corto periodo de tiempo (por ejemplo, el boulevard de Strasbourg cerca de la Gare de l'Est y Gare du Nord).
Mapa que muestra en rojo las calles trazadas por Haussmann entre 1850 y 1870.
Así, esta obra realizada durante el Segundo Imperio es una de las circunstancias que contribuyeron a la rápida represión de la comuna de París en 1871: desde la revolución de 1848,Adolphe Thiers se había obsesionado con aplastar la siguiente y previsible rebelión parisina. Por tanto, planeó abandonar la ciudad y retirarse, de manera que pudiera tomarla de nuevo con más fuerzas militares. Fue el diseño Haussmann de calles y avenidas, combinadas con la nueva importancia que adquirió el ferrocarril, lo que facilitó el triunfo de este plan, y Adolphe Thiers aplastó fácilmente la Comuna de París.
Las trascendentales reformas llevadas a cabo siguen rigiendo la fisonomía y el funcionamiento de París aun hoy en día. Así los famosos bulevares del centro de la ciudad se conservan con el mismo trazado original proyectado por Haussmann. Uno de ellos ha recibido el nombre deBoulevard Haussmann en su honor. Obras de infraestructura como las canalizaciones de agua siguen funcionando 150 años después.
La renovación de París animó a cambios urbanísticos en otras ciudades. El ejemplo de París fue seguido por ciudades como Londres (reforma de Joseph Bazalguette, 1848-1865), Viena(demolición de murallas y creación de la Ringstrasse, 1857), Florencia (ampliación, 1864-1877), oBruselas (1867-1871). También el trazado de Moscú muestra influencias haussmannianas.
Inspiró algunos de los movimientos arquitectónicos más influyentes, entre ellos, el movimiento City Beautiful en los Estados Unidos. De hecho, el renombrado arquitecto estadounidense Daniel Burnham tomó libremente del plan de Haussmann e incluso incorporó los diseños de calles diagonales en su Plan de Chicago de 1909.
En España se respetó por lo general el centro histórico, desarrollándose el urbanismo decimonónico en nuevos barrios o ensanches: Madrid(Carlos María de Castro, a partir de 1860), Barcelona (Ildefons Cerdà, proyecto aprobado en el mismo año), San Sebastián (desde 1864) oBilbao (desde 1876). La ciudad lineal de Arturo Soria es más original respecto al modelo de Haussmann.

[editar]Crítica

Un bar en el Folies-Bergère, de Édouard Manet1882óleo sobre lienzoInstituto de Arte CourtauldLondres.
Debido a la haussmannización, esto es, la destrucción creativa de algo para la mejora de la sociedad, los años 1860 fue una época de intensa revuelta en París. Muchos parisinos se preocuparon por la destrucción de sus «antiguas raíces». El historiador Robert Herbert sostiene que «el movimiento impresionista mostraba esta pérdida de conexión en pinturas como Un bar en el Folies-Bergère de Manet». El modelo de la pintura está hablando con un hombre, que se ve en el espejo detrás de ella, pero parece no ocupado. Según Herbert, esto es un síntoma de vivir en París en aquella época: los ciudadanos se sentían separados entre sí, aislados de otras personas. «La continua destrucción del París físico llevó asimismo a la destrucción del París social»
Haussmann fue criticado también por el gran coste de su proyecto. Napoleón III despidió a Haussmann el 5 de enero de 1870 para mejorar su propia popularidad en declive. Haussmann era igualmente un objetivo favorito de la crítica situacionista; además de señalar los objetivos de represión que se lograban a través del urbanismo de Haussmann, Guy Debord y sus amigos (quienes consideraban el urbanismo una «ciencia de estado» o una ciencia inherentemente «capitalista») también subrayaron que él separó muy bien las zonas de ocio de las de trabajo, anunciando de esta manera el funcionalismo moderno, como queda ilustrada en la precisa tripartición de Le Corbusier: una zona para la circulación, otra para alojamiento y la última para el trabajo.
Los cambios llevados a cabo por el Barón Haussmann en las calles de París se documentaron en la película Paris: Living Space, con Edmund N. Bacon y basada en secciones de su libro Design of Cities (1967).

miércoles, 9 de noviembre de 2011

edad media


Edad media

Periodo de la historia europea que transcurrió desde la desintegración del Imperio romano de Occidente, en el siglo V, hasta el siglo XV. No obstante, las fechas anteriores no han de ser tomadas como referencias fijas: nunca ha existido una brusca ruptura en el desarrollo cultural del continente. Parece que el término lo empleó por vez primera el historiador Flavio Biondo de Forli, en su obra Historiarum ab inclinatione romanorun imperii decades (Décadas de historia desde la decadencia del Imperio romano), publicada en 1438 aunque fue escrita treinta años antes. El término implicó en su origen una parálisis del progreso, considerando que la edad media fue un periodo de estancamiento cultural, ubicado cronológicamente entre la gloria de la antigüedad clásica y el renacimiento. La investigación actual tiende, no obstante, a reconocer este periodo como uno más de los que constituyen la evolución histórica europea, con sus propios procesos críticos y de desarrollo. Se divide generalmente la edad media en tres épocas.


Inicios de la edad media

Ningún evento concreto determina el fin de la antigüedad y el inicio de la edad media: ni el saqueo de Roma por los godos dirigidos por Alarico I en el 410, ni el derrocamiento de Rómulo Augústulo (último emperador romano de Occidente) fueron sucesos que sus contemporáneos consideraran iniciadores de una nueva época.
La culminación a finales del siglo V de una serie de procesos de larga duración, entre ellos la grave dislocación económica y las invasiones y asentamiento de los pueblos germanos en el Imperio romano, hizo cambiar la faz de Europa. Durante los siguientes 300 años Europa occidental mantuvo una cultura primitiva aunque instalada sobre la compleja y elaborada cultura del Imperio romano, que nunca llegó a perderse u olvidarse por completo.


Fragmentación de la autoridad

Durante este periodo no existió realmente una maquinaria de gobierno unitaria en las distintas entidades políticas, aunque la poco sólida confederación de tribus permitió la formación de reinos. El desarrollo político y económico era fundamentalmente local y el comercio regular desapareció casi por completo, aunque la economía monetaria nunca dejó de existir de forma absoluta. En la culminación de un proceso iniciado durante el Imperio romano, los campesinos comenzaron a ligarse a la tierra y a depender de los grandes propietarios para obtener su protección y una rudimentaria administración de justicia, en lo que constituyó el germen del régimen señorial. Los principales vínculos entre la aristocracia guerrera fueron los lazos de parentesco aunque también empezaron a surgir las relaciones feudales. Se ha considerado que estos vínculos (que relacionaron la tierra con prestaciones militares y otros servicios) tienen su origen en la antigua relación romana entre patrón y cliente o en la institución germánica denominada comitatus (grupo de compañeros guerreros). Todos estos sistemas de relación impidieron que se produjera una consolidación política efectiva.


La Iglesia

La única institución europea con carácter universal fue la Iglesia, pero incluso en ella se había producido una fragmentación de la autoridad. Todo el poder en el seno de la jerarquía eclesiástica estaba en las manos de los obispos de cada región. El papa tenía una cierta preeminencia basada en el hecho de ser sucesor de san Pedro, primer obispo de Roma, a quien Cristo le había otorgado la máxima autoridad eclesiástica. No obstante, la elaborada maquinaria del gobierno eclesiástico y la idea de una Iglesia encabezada por el papa no se desarrollarían hasta pasados 500 años. La Iglesia se veía a sí misma como una comunidad espiritual de creyentes cristianos, exiliados del reino de Dios, que aguardaba en un mundo hostil el día de la salvación. Los miembros más destacados de esta comunidad se hallaban en los monasterios, diseminados por toda Europa y alejados de la jerarquía eclesiástica.
En el seno de la Iglesia hubo tendencias que aspiraban a unificar los rituales, el calendario y las reglas monásticas, opuestas a la desintegración y al desarrollo local. Al lado de estas medidas administrativas se conservaba la tradición cultural del Imperio romano. En el siglo IX, la llegada al poder de la dinastía Carolingia supuso el inicio de una nueva unidad europea basada en el legado romano, puesto que el poder político del emperador Carlomagno dependió de reformas administrativas en las que utilizó materiales, métodos y objetivos del extinto mundo romano.


Vida cultural

La actividad cultural durante los inicios de la edad media consistió principalmente en la conservación y sistematización del conocimiento del pasado y se copiaron y comentaron las obras de autores clásicos. Se escribieron obras enciclopédicas, como las Etimologías (623) de san Isidoro de Sevilla, en las que su autor pretendía compilar todo el conocimiento de la humanidad. En el centro de cualquier actividad docta estaba la Biblia: todo aprendizaje secular llegó a ser considerado como una mera preparación para la comprensión del Libro Sagrado.
Esta primera etapa de la edad media se cierra en el siglo X con las segundas migraciones germánicas e invasiones protagonizadas por los vikingos procedentes del norte y por los magiares de las estepas asiáticas, y la debilidad de todas las fuerzas integradoras y de expansión europeas al desintegrarse el Imperio Carolingio. La violencia y dislocamiento que sufrió Europa motivaron que las tierras se quedaran sin cultivar, la población disminuyera y los monasterios se convirtieran en los únicos baluartes de la civilización.


La alta edad media

Hacia mediados del siglo XI Europa se encontraba en un periodo de evolución desconocido hasta ese momento. La época de las grandes invasiones había llegado a su fin y el continente europeo experimentaba el crecimiento dinámico de una población ya asentada. Renacieron la vida urbana y el comercio regular a gran escala y se desarrolló una sociedad y cultura que fueron complejas, dinámicas e innovadoras. Este periodo se ha convertido en centro de atención de la moderna investigación y se le ha dado en llamar el renacimiento del siglo XII.


El poder papal

Durante la alta edad media la Iglesia católica, organizada en torno a una estructurada jerarquía con el papa como indiscutida cúspide, constituyó la más sofisticada institución de gobierno en Europa occidental. El Papado no sólo ejerció un control directo sobre el dominio de las tierras del centro y norte de Italia sino que además lo tuvo sobre toda Europa gracias a la diplomacia y a la administración de justicia (en este caso mediante el extenso sistema de tribunales eclesiásticos). Además las órdenes monásticas crecieron y prosperaron participando de lleno en la vida secular. Los antiguos monasterios benedictinos se imbricaron en la red de alianzas feudales. Los miembros de las nuevas órdenes monásticas, como los cistercienses, desecaron zonas pantanosas y limpiaron bosques; otras, como los franciscanos, entregados voluntariamente a la pobreza, pronto empezaron a participar en la renacida vida urbana. La Iglesia ya no se vería más como una ciudad espiritual en el exilio terrenal, sino como el centro de la existencia. La espiritualidad altomedieval adoptó un carácter individual, centrada ritualmente en el sacramento de la eucaristía y en la identificación subjetiva y emocional del creyente con el sufrimiento humano de Cristo. La creciente importancia del culto a la Virgen María, actitud desconocida en la Iglesia hasta este momento, tenia el mismo carácter emotivo.


Aspectos intelectuales

Dentro del ámbito cultural, hubo un resurgimiento intelectual al prosperar nuevas instituciones educativas como las escuelas catedralicias y monásticas. Se fundaron las primeras universidades, se ofertaron graduaciones superiores en medicina, derecho y teología, ámbitos en los que fue intensa la investigación: se recuperaron y tradujeron escritos médicos de la antigüedad, muchos de los cuales habían sobrevivido gracias a los eruditos árabes y se sistematizó, comentó e investigó la evolución tanto del Derecho canónico como del civil, especialmente en la famosa Universidad de Bolonia. Esta labor tuvo gran influencia en el desarrollo de nuevas metodologías que fructificarían en todos los campos de estudio. El escolasticismo se popularizó, se estudiaron los escritos de la Iglesia, se analizaron las doctrinas teológicas y las prácticas religiosas y se discutieron las cuestiones problemáticas de la tradición cristiana. El siglo XII, por tanto, dio paso a una época dorada de la filosofía en Occidente.


Innovaciones artísticas

También se produjeron innovaciones en el campo de las artes creativas. La escritura dejó de ser una actividad exclusiva del clero y el resultado fue el florecimiento de una nueva literatura, tanto en latín como, por primera vez, en lenguas vernáculas. Estos nuevos textos estaban destinadas a un público letrado que poseía educación y tiempo libre para leer. La lírica amorosa, el romance cortesano y la nueva modalidad de textos históricos expresaban la nueva complejidad de la vida y el compromiso con el mundo secular. En el campo de la pintura se prestó una atención sin precedentes a la representación de emociones extremas, a la vida cotidiana y al mundo de la naturaleza. En la arquitectura, el románico alcanzó su perfección con la edificación de incontables catedrales a lo largo de rutas de peregrinación en el sur de Francia y en España, especialmente el Camino de Santiago, incluso cuando ya comenzaba a abrirse paso el estilo gótico que en los siguientes siglos se convertiría en el estilo artístico predominante.


La nueva unidad europea

Durante el siglo XIII se sintetizaron los logros del siglo anterior. La Iglesia se convirtió en la gran institución europea, las relaciones comerciales integraron a Europa gracias especialmente a las actividades de los banqueros y comerciantes italianos, que extendieron sus actividades por Francia, Inglaterra, Países Bajos y el norte de África, así como por las tierras imperiales germanas. Los viajes, bien por razones de estudio o por motivo de una peregrinación fueron más habituales y cómodos. También fue el siglo de las Cruzadas; estas guerras, iniciadas a finales del siglo XI, fueron predicadas por el Papado para liberar los Santos Lugares cristianos en el Oriente Próximo que estaban en manos de los musulmanes. Concebidas según el Derecho canónico como peregrinaciones militares, los llamamientos no establecían distinciones sociales ni profesionales. Estas expediciones internacionales fueron un ejemplo más de la unidad europea centrada en la Iglesia, aunque también influyó el interés de dominar las rutas comerciales de Oriente. La alta edad media culminó con los grandes logros de la arquitectura gótica, los escritos filosóficos de santo Tomás de Aquino y la visión imaginativa de la totalidad de la vida humana, recogida en la Divina comedia de Dante Alighieri.


La baja edad media

Si la alta edad media estuvo caracterizada por la consecución de la unidad institucional y una síntesis intelectual, la baja edad media estuvo marcada por los conflictos y la disolución de dicha unidad. Fue entonces cuando empezó a surgir el Estado moderno —aún cuando éste en ocasiones no era más que un incipiente sentimiento nacional— y la lucha por la hegemonía entre la Iglesia y el Estado se convirtió en un rasgo permanente de la historia de Europa durante algunos siglos posteriores. Pueblos y ciudades continuaron creciendo en tamaño y prosperidad y comenzaron la lucha por la autonomía política. Este conflicto urbano se convirtió además en una lucha interna en la que los diversos grupos sociales quisieron imponer sus respectivos intereses.


Inicios de la ciencia política

Una de las consecuencias de esta pugna, particularmente en las corporaciones señoriales de las ciudades italianas, fue la intensificación del pensamiento político y social que se centró en el Estado secular como tal, independiente de la Iglesia.
La independencia del análisis político es sólo uno de los aspectos de una gran corriente del pensamiento bajomedieval y surgió como consecuencia del fracaso del gran proyecto de la filosofía altomedieval que pretendía alcanzar una síntesis de todo el conocimiento y experiencia tanto humano como divino.


La nueva espiritualidad

Aunque este desarrollo filosófico fue importante, la espiritualidad de la baja edad media fue el auténtico indicador de la turbulencia social y cultural de la época. Esta espiritualidad estuvo caracterizada por una intensa búsqueda de la experiencia directa con Dios, bien a través del éxtasis personal de la iluminación mística, o bien mediante el examen personal de la palabra de Dios en la Biblia. En ambos casos, la Iglesia orgánica —tanto en su tradicional función de intérprete de la doctrina como en su papel institucional de guardián de los sacramentos— no estuvo en disposición de combatir ni de prescindir de este fenómeno.
Toda la población, laicos o clérigos, hombres o mujeres, letrados o analfabetos, podían disfrutar potencialmente una experiencia mística. Concebida ésta como un don divino de carácter personal, resultaba totalmente independiente del rango social o del nivel de educación pues era indescriptible, irracional y privada. Por otro lado, la lectura devocional de la Biblia produjo una percepción de la Iglesia como institución marcadamente diferente a la de anteriores épocas en las que se la consideraba como algo omnipresente y ligado a los asuntos terrenales. Cristo y los apóstoles representaban una imagen de radical sencillez y al tomar la vida de Cristo como modelo de imitación, hubo personas que comenzaron a organizarse en comunidades apostólicas. En ocasiones se esforzaron por reformar la Iglesia desde su interior para conducirla a la pureza y sencillez apostólica, mientras que en otras ocasiones se desentendieron simplemente de todas las instituciones existentes.
En muchos casos estos movimientos adoptaron una postura apocalíptica o mesiánica, en particular entre los sectores más desprotegidos de las ciudades bajomedievales, que vivían en una situación muy difícil. Tras la aparición catastrófica de la peste negra, en la década de 1340, que acabó con la vida de una cuarta parte de la población europea, bandas de penitentes, flagelantes y de seguidores de nuevos mesías recorrieron toda Europa, preparándose para la llegada de la nueva época apostólica.
Esta situación de agitación e innovación espiritual desembocaría en la Reforma protestante; las nuevas identidades políticas conducirían al triunfo del Estado nacional moderno y la continua expansión económica y mercantil puso las bases para la transformación revolucionaria de la economía europea. De este modo las raíces de la edad moderna pueden localizarse en medio de la disolución del mundo medieval, en medio de su crisis social y cultura